El año (aunque cada vez trato de alejarme más y más de las etiquetas, los almanaques estereotipos y ciertas tradiciones que van perdiendo presencia en mi vida) arrancó con una Luna Balsámica en Sagitario pero en pocas horas pasó a fase de Nueva en Capricornio y nada me resulta con más sentido para dar vuelta la página.
Siempre hay un motivo para festejar, pero también otro a continuación para asumir las responsabilidades que nos tocan, y a medida que va pasando el tiempo sentimos cómo lo saturnino y lo jupiteriano piden un equilibrio dinámico (que es tan fácil de desequilibrar!).
Después de la fiesta hay que limpiar y ordenar, y después de mucho trabajo y esfuerzo, merecemos tirar la chancleta y disfrutar de lo que sea que disfrutemos, sin presiones y descontracturada-mente.
Cada cosa a su tiempo.
La vida y sus ciclos.