Una de las cosas más interesantes que me deja el estudio y la práctica de la astrología es la toma de conciencia acerca del tiempo cíclico y comprender que podemos ver la vida en etapas.
Algunas de más duración y otras más breves, saber que nada es para siempre y que todo es para nunca,
encontrarse con -como los llama Alexander Ruperti- los “ciclos del devenir” como piezas de una totalidad que nos transcurre en un movimiento en donde mucho de lo que aparentemente termina, tantas veces vuelve a comenzar
en otro nivel,
con nueva fuerza,
en una manifestación impregnada de un aura evolutiva que nos deja cada vez más cerca de un nuevo y más elevado punto de partida.
Bienvenida la temporada Aries.
Bienvenido el Año Nuevo astrológico.
Arranquemos llen@s de nada
para luego
vaciarnos de todo.
Y así.
Bienvenido sea el fuego.
Siempre.