Los aspectos entre la Luna y Plutón nos hablan de extrema sensibilidad, intensidad y la dificultad para integrar estas dos energías.
La Luna y Plutón. La vida y la muerte. La contención y la sombra. La emoción y la transformación. La madre y el control.
Todos resonamos con estos dos planetas (no está de mas recordar que la Luna no es un planeta, es un satélite pero en astrología se lo llama de este modo) tengamos o no una posición fuerte o aspectos entre ellos en nuestra carta. Por regla general, cuando tenemos dos planetas aspectados entre sí, vamos a identificarnos con el personal primero antes que con el transpersonal.
Recordemos que la Luna, Mercurio, Venus, el Sol y Marte son planetas personales, Júpiter y Saturno -también llamados planetas sociales- y Urano, Neptuno y Plutón los trasnpersonales, los que están “mas allá de la conciencia”.
Si tenemos en nuestra carta cualquier aspecto entre la Luna y Plutón, generalmente vamos a identificarnos con la energía lunar mientras que la plutoniana nos va a venir “por destino”. Nos identificamos con la familia, los afectos, lo maternal, lo seguro, lo que nos nutre y vemos venir del otro lado (en el caso de que el aspecto entre estos dos planetas sea una oposición por ejemplo) el conflicto, el dolor, el control, la muerte.
Uno se ve absorbido por la influencia plutoniana, haciéndose difícil despegar de lugares de control, sobreprotección e intensidad. La sensación es que si me corro de ese lugar, pierdo lo afectivo, la protección o la contención.
Con aspectos Luna-Plutón cuesta mucho asimilar experiencias, las cuales suelen ser vividas con mucha intensidad lo cual hace difícil lograr ver con claridad las energías de ambos.
Aquellas personas con este aspecto en su carta suelen ser esponjas de sentimientos oscuros que flotan en el aire, son los primeros en sentirse incómodos en ambientes muy sobrecargados de tensiones percibiendo el conflicto latente aunque no logren concientizarlo.
Los aspectos entre la Luna y Plutón suelen ser una gran oportunidad para aprender a atravesar y soportar grandes crisis a través de experiencias dolorosas y poder integrar estas dos energías tan antagónicas.