Hay que saber detenerse a tiempo.
El momento de más brillo, es también el último de más brillo.
Todo cicla.
Cuando se enciende la pira de las circunstancias y las flamas de tus emociones se agitan, hay que sacar valor de las profundidades (siempre hay una reserva) y seguir adelante.
No sos el centro. No te das cuenta.
Vas acumulando brillo, Lunita guerrera y de pronto querés llevarte todo puesto y no sabés porqué.
Las emociones heridas tienen consuelo en este día de fuego, porque ese abrazo abrasa y lo térmico de este calor primario lo inunda todo.
Habrá que sentir puro, descartar edulcorantes.
Algo se completa, el coraje y el impulso de esta Luna de Fuego cardinal nos recuerda lo real y lo vital.
Seamos guerrer@s con el corazón como arma.