Recordemos que Venus nació de la sangre y el semen de Urano que cayeron al mar luego de que Saturno le cortara los genitales.
Me gusta la idea de que el amor verdadero nace de la libertad Uraniana y la compasión y resonancias Neptunianas. Entonces en Piscis, la sensibilidad y receptividad venusinas se desbordan en ese océano sin forma ni tiempo.
Y ojo: la idea de inmensidad puede devenir en falta de límite y bordes.
El amor (suponiendo que entendemos de qué exactamente hablamos cuando hablamos de amor): ¿puede ser infinito?
Y los placeres venusinos, ¿pueden ser de toda clase?
Si Venus es energía que nos permite encontrar equilibrio dinámico ahí donde algo se desestabiliza, estando en Piscis es necesario poner énfasis en registrar los límites de aquello que deseamos, y aquí convocamos una vez mas al criterio de límites que nos trae Saturno, tantas veces demostrándonos cuán necesario es.
Pienso que Venus en Piscis (siempre dependiendo de nuestra propia Venus en nuestra propia carta) es un tránsito ideal para conectar con nuestras energías de seducción, complementariedad, inspiración, creación y co-creación.
El amor y las resonancia en todas sus formas.
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Venus entró en Piscis ayer, lunes 11 de marzo a las 18:51 hs de Argentina y se queda hasta el 5 de abril, momento en qué entre en Aries y se ponga más loquita. 🐏🙃