Con Neptuno resonamos en dimensiones paralelas y alternativas, conectamos con otros estados de conciencia mas elevados, ampliamos hasta el infinito todo lo que comunica sin palabras, todo aquello que no es posible muchas veces siquiera describir.
La mente se vuelve mágica, la existencia empática y el amor universal.
Júpiter viene a poner su lupa magnificadora sobre Neptuno y nos dice, entra tantas otras cosas, que el mundo sería un lugar mucho mejor si el alma pura fuese la protagonista.
La mente racional tantas veces confunde.
La interpretación, esa gran impostora.
En tiempos de caos y debacle finales, el encuentro con el sí-mismo y la elevación de la conciencia son urgentes.